CON CAPACIDAD DE ENCAJE

ENTRE EL PERICARDIO Y LOS SESOS BUSCANDO SENTIDO COMÚN

domingo, 22 de enero de 2012

COMO SANTO TOMÁS

Los tienen cuadrados. Y de plomo. Tras el anuncio del ministro Montoro de incluir en la Ley de Transparencia responsabilidades penales para aquellos desalmados, léase políticos manirrotos y despilfarradores, que gasten más de lo presupuestado, llevando a sus conciudadanos a cargar con deudas durante quinquenios y quinquenios por sus decisiones irresponsables, han saltado desde la izquierda y desde los medievales nacionalismos, con la virulencia de Sergei Bubka, contra esa ley por la que la mayoría de los españoles suspiramos.
He de reconocer, muy a pesar mío, que cuando vea a algún político entrar en la trena por haber tomado decisiones irresponsables, poniendo en un brete la economía y el sostenimiento del llamado estado del bienestar, seré feliz. No porque un señor vaya a la cárcel, que no se lo deseo a nadie, sino porque volveré a creer que en este país, como en los países civilizados, en que la hace la paga.
También cabe recordar que tanto el PSOE como el PP estuvieron de acuerdo en la reforma del Código Penal, que entró en vigor en diciembre de 2010, y donde eximieron a los gestores públicos de cualquier responsabilidad penal durante su mandato, incluyendo en esta exención a partidos políticos y a sindicatos. Con dos pelotas y sin ponerse colorados.
Cualquier empresario o autónomo que tome decisiones que pongan en peligro su empresa, o que oculte facturas, o que se salte la ley sufrirá, con el peso de mil Faletes, las iras de la Administración o el escarmiento judicial correspondiente. Y mientras, los intocables de Elliot Ness, construyendo aeropuertos fantasmas; olvidando naves escondidas donde ocultar el despilfarro que a muchos enriqueció; inaugurando palacios de deportes y de congresos y exposiciones que quedarán desiertos; repartiendo subvenciones estúpidas como quien reparte forraje para su ganado; inventándose empresas públicas que esquivan el control parlamentario donde colocar a sus correligionarios a costa de nuestros costillares; pisoteando los presupuestos y disparando el déficit allá donde a ellos, sencillamente, se la suda; distribuyendo tarjetas de crédito sin límite que nos han llevado al límite de nuestra paciencia. Por esto, y por muchas cosas más, cuando vea a uno de esos intocables entrar en el talego aplaudiré con las orejas.
Y si lo hicieran con carácter retroactivo, cosa que no harán porque muchos de ellos se sentarían delante de un juez, mejor que mejor. Me revienta los higadillos que los mismos que abrieron estas vías de agua sean los mismos que quieran seguir pilotando el barco que han estado, o están, a punto de hundir. Hasta que no le vea, como Santo Tomás, no lo creeré.

lunes, 16 de enero de 2012

MUCHA POLICÍA POCA DIVERSIÓN

Dentro del Proyecto Carlos, una iniciativa artística apoyada por el Ayuntamiento de Santander, se colocó esta frase acuñada por el grupo Escorbuto, allá por los años 80, en unos carteles ubicados en una rotonda. La indignación se apoderó de los sindicatos policiales de Cantabria que exigieron la inmediata dimisión del concejal de cultural. De esta polémica nace este artículo. 


Había pensado titular este artículo “Haz el amor y no la guerra”, pero visto lo visto, a lo peor, el ministro de defensa me fulmina por incitar a los españolitos a dejar el Ejercito y animarlos a que vayan por la calle, cambiando el fusil por preservativos y bolas chinas, fornicando por las aceras.
También he estado barajando la posibilidad de titularlo “Vive deprisa, muere joven y deja un bonito cadáver”, pero leído lo leído, a lo peor, los sindicatos de médicos y enfermeras presentan una querella criminal contra este pobre titiritero por empujar a nuestros jóvenes a los brazos de las drogas más dañinas. Seguro que se suma a esa denuncia el director general de Tráfico alegando que no se puede vivir más deprisa de 120 Km/h y pediría mi extradición por animar a correr como cabras locas por esas autovías del demonio. Sólo tendría el apoyo de los maquilladores de cadáveres: dejar un fiambre bonito siempre facilita su trabajo de recomposición estética e inerte.
En algún momento, aunque fugaz, se me pasó por la cabeza encabezar este alegato con la frase “Se lió una gorda”, pero presentía que la Asociación de Obesos y Obesas intentaría empapelarme por ofender a todos aquellos cuyo masa corporal es, definitivamente, una exageración. O “Hagámosles un calvo”. En esta ocasión sería la Corporación de Alopécicos la que pretendería que pasara una buena temporada a la sombra santoñesa del Dueso. Y así, siempre molestando a alguien, uno llega a la conclusión de que aquellos que se la cogen con papel de fumar quieren obligarnos a todos a que nos metamos la libertad de expresión en el cajón más escondido de la habitación más oscura.
Es lo que tiene la libertad de expresión, que a veces no gusta, que a veces molesta, que a veces incomoda.
Nos estamos convirtiendo en una sociedad hipócrita, lacrada en la boca, políticamente correcta hasta hasta extremos inquisitoriales y eufemística hasta el ridículo: por eso España nunca va a la guerra y siempre acude a misiones de paz, como en Libia.
El slogan acuñado por Escorbuto, “Mucha policía poca diversión”, es un axioma para la gente joven. Y todos sabemos que, cuando eres mozo, si la policía entra por la puerta la diversión salta por la ventana. Siempre fue así.
Intentar ver en esa exposición falta de respeto al trabajo de las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado me resulta, sencillamente, pueril. Por otro lado, aducir que no se puede financiar con dinero público este tipo de trabajos, sería tanto como censurar previamente lo que se puede o no hacer. Y el dinero público es para todos, me guste lo que hagan o no ¿Límites? Un tocho titulado “Código civil y penal”. Recuran a él, ya verán que sentencia tan divertida les devuelven.

martes, 10 de enero de 2012

RECORTES EN LA YUGULAR

La verdad es que no sé que hacer: si tirarme al tren o tirarme al maquinista. De momento, esperar. Prudencia. Mi Yo maquiavélico me pide que empiece a repartir gallifantes como repartiría guantazos Urtáin; mi Yo angelical que aguante los sermones divinos como quien ve llover, como si no fuera conmigo el apaleamiento al que nos va a someter el gobierno de Rajoy. Y entre duda y duda, ando ligeramente contento. Más que nada porque después de 45 años -aunque sólo aparente 44 y medio- de verme dirigido por políticos españoles, ahora me gobiernan desde Bruselas, y dada mi experiencia con los dirigentes patrios, qué quieren que les diga, creo que salimos ganando.
Y la primera en la frente. Que a los patrones del PP les pille de sorpresa la desviación del déficit es tan infantil e indecente que da náuseas. Fíjense, señores ciudadanos, que el gobierno de Zapatero, ése que ha mentido sistemáticamente hasta cuando daba la hora, siguiendo fielmente su trayectoria nos la ha vuelto a meter doblada y por esa desviación que no esperábamos les vamos a estrangular como a pollos y les vamos a subir los impuestos a la altura del Teide. Y yo con estos pelos.
Antes de subir la presión fiscal hasta el punto de acabar metidos en una olla en la que se nos van a cocer hasta las pelotas, hay un montón de sitios donde meter la tijera para adelgazar este mastodonte que nos ha llevado a todos, de la mano putrefacta de Zapatero y sus acólitos, sin olvidar los abusos del PP en comunidades que no voy a nombrar, hasta el abismo más abisal. Tal y como señala un informe elaborado por UPyD, elogiado por el mismísimo Financial Times, la reestructuración de los ayuntamientos en España nos llevaría a un ahorro anual de 16.000 millones de euros. Sí, han leído bien, 16.000 millones de euros, más de 2 billones y medio de pesetas. En Gran Bretaña han pasado de 1.500 corporaciones locales a 400; en Grecia de 5.300 a poco más de 1.000; en Bélgica de 2.359 a 596; en Alemania de 25.000 a 8.400; y en Francia; y en Italia...
Como muestra un botón: España cuenta con 8.112 ayuntamientos, casi tantos como la todopoderosa Alemania pero con poco más de la mitad de su población, y en más del 80% de ellos viven menos de 5.000 personas.
Espero que tras los recortes, que más que un asunto de emergencia nacional parece un golpe de autoridad frente a Europa, llegue la reestructuración del Estado sin complejos, sin tibiezas y sin remisión. Si es así, puede que los recortes sirvan para algo; si no, sólo serán recortes en la yugular, y nos desangraremos.  

sábado, 7 de enero de 2012

ESTA TROPA

Artículo publicado el 31 de diciembre de 2011 en el el diario El Mundo, Edición de Cantabria.

En este caso, cuando agoniza el viejo año, cuando pide parto el nuevo, sin epidural, a puro huevo, no sé que me provoca más hastío, si el puñetero que se fue o el desafiante que se nos viene encima. Y esta indolencia curada, como el jamón, tras doce meses húmedos, en cuevas tenebrosas, al aire de la sierra más inhóspita y bajo la atenta mirada estrábica del mayor de los ineptos, lejos de ahuyentarse ante la nueva etapa, se afianza en mi ánimo con la misma virulencia que me provoca el seguir viendo que aquí nadie paga peaje ante los abusos, las estulticias y los desvaríos de quienes se creyeron por encima del bien y el mal.
No recuerdo un año en el que haya aprendido menos. No soy capaz de visualizar una etapa más sombría. No me cabe en la cabeza que se vayan de rositas: tirios y troyanos, montescos y capuletos, los unos y los otros.
Camps entrando en el baño de una gasolinera donde Pepiño descubre en el espejo, poniendo el culo en pompa, que a la Corona le ha salido “ungrangranín” allí donde se sufre en silencio. Rubalcaba haciendo del pozo donde caer la fosa de las Marianas, Chacón en tinta nacionalista perdiendo por primera vez su feudo catalán y como premio pidiendo dirigir la nave socialista, y Tomás Gómez, el delfín de Zapatero, que nunca pasará de mule, moma o chaparrudo, haciendo el ridículo cada vez que abre esa boca que se comió los euros de Parla a lomos de un tranvía llamado despilfarro. Agudo pegando sellos con la baba, la misma mala baba que utilizó para chulearse de aquellos que querían saber como andaba la cosa del dinero en Cantabria. Gorostiaga en la mesa del Parlamento jugando con Marcano al tute subastao: a ver quién es más chulo, o chula, que si no me crujen las feministas recalcitrantes que no admiten otra teoría que la suya. Revilla estampándose, con el puro más apagado que la estrella de Sara Montiel, contra el muro que delimita el Congreso de los Diputados, allí donde Alí Shyed, el hombre sabio, hizo un graffitti con los colores de la bandera del Racing utilizando como brocha el bigote indecente de Pernía.
Y así podría seguir folios y folios, jugando a bailar con las palabras al son de la música de la banda más vergonzosa desde que este país consiguió la democracia, perdón, la partitocracia. Pero hoy se nos va este año con el rabo entre las piernas y llegará otro, el de los Mayas, amenazando con matar moscas con el rabo nuevo, y, supongo, que no es de recibo finalizar con el deseo de acabar con esta tropa repelente. No. Acabaré fundiéndome con todos ustedes, queridos lectores, en un abrazo optimista, esperanzado y, sobre todo, vigilante. Feliz 2012.