CON CAPACIDAD DE ENCAJE

ENTRE EL PERICARDIO Y LOS SESOS BUSCANDO SENTIDO COMÚN

martes, 20 de diciembre de 2011

POR SUS ACTOS LOS CONOCERÉIS

Así fue. Lo escribí en esta misma columna hace catorce días y, sin que sirva de preservativo, acerté. El Partido Popular no iba a conceder grupo parlamentario a Amaiur, y de paso, como víctima colateral, como excusa o como coartada, a UPyD.
A pesar de las declaraciones de muchos dirigentes políticos, entre ellos del PP, de que el sentido común actuara como cataplasma para aliviar las heridas que deja una injusta ley electoral, y a favor de que el artículo 23 del Reglamento del Congreso se siguiese interpretando como hasta ayer, en favor de la pluralidad que promulga nuestra Constitución, el príncipe salió sapo. Y puede que les salga bien la jugada. Muy bien.
No entender el cabreo y la indignación de Rosa Díez es de muy poca sensibilidad política. Porque, en definitiva, el partido que ella representa aglutina más de un millón cien mil personas, que han sido utilizadas como cabras sacrificadas en el Monte Sinaí para regocijo del mandamás. Bien es cierto que se ha decido con el convencimiento de que UPyD iba a poder formar su propio grupo parlamentario con Foro Asturias, pero se decidió; y lo que se decidió fue impedir que tuviera por derecho lo que, no en buena lid, sino en mala lid, siempre compitiendo en inferioridad, se había ganado con creces. Y quieren que no se enfaden. No veo yo a Rosa Díez por sevillanas después de la colleja recibida. Hizo lo que debía: dejar claro que no son lo mismo que los innombrables, una y otra vez, y así hasta un millón ciento cuarenta y tres mil doscientas veinticinco veces.
Otra cosa muy distinta es que al PP la jugada, si al final la justicia a la que recurrirán los innombrables le da la razón, que todo apunta a ello, le salga a las mil maravillas. La estricta interpretación, para todos, del reglamento del Congreso arrebata la excusa a los innombrables para que se martiricen por los caminos entre caseríos al grito de fascismo y otras estupideces. UPyD entrará en el Congreso por la trampilla del sótano y al final la mayoría sólo se acordará del resultado, no de como fue de humillante, para algunos, el partido. Muy poco sentido del compromiso y de la responsabilidad hubiera tenido Rosa Díez si no hubiera puesto el grito en el cielo, sino se hubiese revelado contra la injusticia que supone ser medido con la misma vara que utilizan para atizar a unos elementos que siguen sin condenar a ETA. Se penaliza a los terroristas, pero a costa de las espinillas de los votantes de UPyD. Espero que por lo menos sirva para algo. Ahí tiene el nuevo gobierno la proposición no de ley, presentada por UPyD, para que inicie el proceso de ilegalización de Bildu y de Amaiur. Por sus actos los conoceréis.

miércoles, 7 de diciembre de 2011

GRUPO PARA UPyD

Tengo la ligera impresión, aderezada con un tufillo legalista, de que el gobierno de Mariano Rajoy pretende dejar sin grupo parlamentario a UpyD. Y se agarrará, como la protagonista de Dirty Dancing a su bailarín predilecto, al caso Amaiur. O los dos o ninguno; y claro, tratándose de proetarras, pues ninguno. Y así, de un sólo plumazo, cerrar la puerta del grupo parlamentario a los abertzales y a los abortistas/fachas -como les gusta llamarles a los del PPSOE- del partido político que más ha crecido en las últimas elecciones generales.
Lo de Amaiur, aunque me patee las gónadas, no tiene un pase. Para conseguir grupo parlamentario, la izquierda abertazale debería haber conseguido el 15% de los votos en aquellas circunscripciones en las que se ha presentado, consiguiéndolo en todas las provincias vascas pero quedándose a una sola décima en Navarra. Y digo que no tiene un pase porque ya existen precedentes con otros partidos nacionalistas. En otros casos, se recurrió a hacer la media entre las distintas circunscripciones y se permitió la formación de grupos parlamentarios, por lo que parece sectario, incluso antidemocrático, que a los cachorros de ETA se les prive de esa posibilidad.
Sé que suena paradójico y que revuelve las tripas que los miembros de Amaiur puedan acusar al parlamento español de antidemocrático, pero así es. Otro caso, sangrante y vergonzoso, es que pudieran presentarse a las elecciones; pero llegados aquí, o se les da el grupo parlamentario o se procede, a través de la Ley de Partidos, a ilegalizarles. Lo otro sería elegir el camino del medio, que transita entre la indecencia de la legalización y el sonrojo que produciría impedir, por mis santos cojones, que el parlamento español refleje la situación política real de este país, o lo que sea esto.
Lo de UpyD es de proporciones bíblicas del tamaño de tres décimas, las que le faltaron para llegar a ese 5% necesario para obtener grupo propio a través de esta indecente Ley Electoral. Pretender, cuando ya se han hecho con anterioridad juegos malabares con los porcentajes necesarios para conseguir grupo parlamentario, que casi un millón doscientas mil personas queden relegados al grupo mixto, privándoles de voz propia, sería un movimiento parafascista. Acallar, silenciar y relegar a UpyD, un partido preñado de voces nuevas, interesantes, implicadas en la construcción de España, con una masa social joven digna de mención, trasversal y decente -único partido que no llevaba en sus listas a ningún imputado-, sería una cuchillada a la voluntad popular ¡Ay, quién fuera
banquero para que me indultasen!
No saben lo que deseo equivocarme.