Iba a dedicar este artículo dominguero a la señora Gorostiaga, que ha pedido a Nacho Diego, futuro presidente de Cantabria, que ejerza el poder sin prepotencia y con responsabilidad, y no recuerda -¡qué mala cabeza la suya!- cuando Revilla, el cantamañanas que ella puso al timón de Cantabria, decía aquello de veintidós a diecisiete –en alusión al número de diputados que tenía la coalición PRC-PSOE frente al PP-, y ella sonreía; o cuando el ínclito Agudo, al que colocó al frente de las finanzas públicas contestaba, a las demandas de libros contables, que el que quiera ver los libros que gane las elecciones: dicho en castizo, que el que quiera peces se moje el culo. Por la boca muere el pez, señor Angulo, aunque a veces también mate.
Pero no, no le voy a dedicar el artículo completo, más que nada porque me aburre esta señora. Haber conseguido que el PSOE cántabro sea el menos apoyado en toda España, con un ridículo 16,31%, parece que no le basta para entender a donde le han mandado los ciudadanos. Pero nada, señora, usted a lo suyo. Recoja su acta de diputada y a seguir chupando de la teta de la vaca pública. Que usted lo mame bien.
Y también estoy harto de escuchar que la culpa de todo la tiene el Sistema. Claro, nada tiene que ver que este malherido país esté habitado por españoles -algunos más que otros, cierto es-, quijotescos y lazarillos. Claro, ninguna responsabilidad para quien elige a los que mejor nos presten servicios partidistas en lugar de a los mejores, como en el Tribunal Constitucional, que ha pasado a ser la Tercera Cámara Legislativa del país. Claro, la culpa es del Sistema que nos permite hacer barrabasadas y no de la falta de sentido de Estado, de sentido común y hasta de sentido estético de quienes nos han traído hasta aquí a empujones mientras les gritábamos que no nos tocaran, que esto se hundía. Claro, el Sistema, el puto Sistema y no el lobby sindical que impide llevar a cabo una reforma laboral que flexibilice el mercado de trabajo, como en Alemania, como en Francia, como en Holanda, para favorecer la contratación. Claro, el Sistema es el culpable y no quienes manejan el Sistema.
Hemos sido muchos los que hemos porfiado por reformar la Ley Electoral; por separar el poder judicial del político; por hacer desaparecer, ya no el gasto público que es necesario y justo, pero sí el despilfarro absurdo y descontrolado; por ampliar la participación ciudadana. Y lo hemos dicho y hecho con nuestros nombres y firmando a pie de página, a pecho descubierto. Hemos apostado por reformar este Sistema, que con sus carencias sigue siendo democrático y representativo. Así que a todos aquellos que van dando clases de democracia y compromiso, como diría Florentino Fernández, tonterías las justas.