CON CAPACIDAD DE ENCAJE

ENTRE EL PERICARDIO Y LOS SESOS BUSCANDO SENTIDO COMÚN

lunes, 27 de junio de 2011

Tonterías las Justas

Iba a dedicar este artículo dominguero a la señora Gorostiaga, que ha pedido a Nacho Diego, futuro presidente de Cantabria, que ejerza el poder sin prepotencia y con responsabilidad, y no recuerda -¡qué mala cabeza la suya!- cuando Revilla, el cantamañanas que ella puso al timón de Cantabria, decía aquello de veintidós a diecisiete –en alusión al número de diputados que tenía la coalición PRC-PSOE frente al PP-, y ella sonreía; o cuando el ínclito Agudo, al que colocó al frente de las finanzas públicas contestaba, a las demandas de libros contables, que el que quiera ver los libros que gane las elecciones: dicho en castizo, que el que quiera peces se moje el culo. Por la boca muere el pez, señor Angulo, aunque a veces también mate.
Pero no, no le voy a dedicar el artículo completo, más que nada porque me aburre esta señora. Haber conseguido que el PSOE cántabro sea el menos apoyado en toda España, con un ridículo 16,31%, parece que no le basta para entender a donde le han mandado los ciudadanos. Pero nada, señora, usted a lo suyo. Recoja su acta de diputada y a seguir chupando de la teta de la vaca pública. Que usted lo mame bien.
Y también estoy harto de escuchar que la culpa de todo la tiene el Sistema. Claro, nada tiene que ver que este malherido país esté habitado por españoles -algunos más que otros, cierto es-, quijotescos y lazarillos. Claro, ninguna responsabilidad para quien elige a los que mejor nos presten servicios partidistas en lugar de a los mejores, como en el Tribunal Constitucional, que ha pasado a ser la Tercera Cámara Legislativa del país. Claro, la culpa es del Sistema que nos permite hacer barrabasadas y no de la falta de sentido de Estado, de sentido común y hasta de sentido estético de quienes nos han traído hasta aquí a empujones mientras les gritábamos que no nos tocaran, que esto se hundía. Claro, el Sistema, el puto Sistema y no el lobby sindical que impide llevar a cabo una reforma laboral que flexibilice el mercado de trabajo, como en Alemania, como en Francia, como en Holanda, para favorecer la contratación. Claro, el Sistema es el culpable y no quienes manejan el Sistema.
Hemos sido muchos los que hemos porfiado por reformar la Ley Electoral; por separar el poder judicial del político; por hacer desaparecer, ya no el gasto público que es necesario y justo, pero sí el despilfarro absurdo y descontrolado; por ampliar la participación ciudadana. Y lo hemos dicho y hecho con nuestros nombres y firmando a pie de página, a pecho descubierto. Hemos apostado por reformar este Sistema, que con sus carencias sigue siendo democrático y representativo. Así que a todos aquellos que van dando clases de democracia y compromiso, como diría Florentino Fernández, tonterías las justas.

jueves, 16 de junio de 2011

Emprendedores y empresarios

Es curioso, cuando a alguien, con iniciativa y valentía, se le quiere dejar en buen término se le llama emprendedor; cuando se le quiere humillar, se le denomina empresario.
Y así andamos en pleno siglo veintiuno, con unos sindicatos de clase que no tienen la más mínima clase y con una casta empresarial que parece preocuparse más de los grandes empresarios que de las pequeñas y medianas empresas, que son las que contratan a más del 80% de los trabajadores españoles. Y están, con tantos o más motivos que los acampan a sus anchas en plazas y plazoletas, indignados hasta el tuétano. Si los indignados que se aferran al 15M protestan porque el futuro se les presenta más negro que el sobaco de Will Smith; a las Pymes, además de enfrentarse al mismo negro porvenir, se les ahoga, se les adeuda y se les humilla bajo el rodillo implacable de las agencias recaudatorias estatales.
Centenares de miles de Pymes han tenido que echar el cerrojo, con el consiguiente despido de trabajadores y los dramas personales que se derivan; y asumir, en algunos casos, deudas que tendrán que soportar por años y años, que trascurrirán lentos como los movimientos de nuestros dirigentes.
Y estos pequeños y medianos empresarios, que se jugaron su capital, que se endeudaron, que se plantaron firmes con valentía ante un reto ilusionante, que crearon puestos de trabajo; ahora, con la crisis de los cojones, están dejados de la mano del Diablo y soportando vejaciones, una y otra vez, de eso que llaman Estado.
Cuatro años, repito, cuatro años han pasado desde que todo se fue al carajo, y todavía, a día de hoy, los empresarios tienen que seguir abonando el IVA de aquellas facturas que no han conseguido cobrar y que en un alto porcentaje tienen que satisfacer las administraciones públicas. Cuatro años desde que temblaran los sótanos de las entidades financieras y los empresarios, a día de hoy, siguen apoquinando con sus deberes fiscales mientras se arrollan sus derechos a cobrar por lo trabajado.
Pequeños y medianos empresarios que se parten el alma, junto con sus trabajadores, para mantener a flote un barco torpedeado por aquellos que deberían protegerles; porque, a fin de cuentas, son los que contratan a aquellos que si no tienen trabajo se indignan. Pequeños y medianos empresarios a los que se les adeuda billones de pesetas, miles de millones de euros.
Cada vez que oigo a un político decir que va a crear no sé cuántos puestos de trabajo, se me encienden las tripas. Me parece más sensato, antes de intentar habilitar mecanismos para crear empleo, que falta hacen, desarrollar políticas para consolidar el que existe. Y que el Estado pague, y si no, habrá que dejar de pagar al Estado.