CON CAPACIDAD DE ENCAJE

ENTRE EL PERICARDIO Y LOS SESOS BUSCANDO SENTIDO COMÚN

lunes, 28 de marzo de 2011

MENTIRA

Insisto. Aún a sabiendas de resultar pesado, pedante y reincidente. Insisto. Como hacen ellos. Y es que parece ser que repetir una mentira, vestida de trola como un tren de largo, sin maquillarla, sin retocarla, presentándola como la parió la boca mentirosa del político mentiroso, puede acabar pareciendo verdad. Y a veces ni eso. Sigue pareciendo mentira, pero como lo dicen los que mandan, pues ya está, aquí Paz Padilla y luego Gloria de Umberto Tozzi.
Últimamente, en el espectro político, estamos rodeados de mentiras que todos sabemos que son mentira. Incluso los que las dicen saben que son embustes, pero conscientes de las tragaderas que tenemos todos los ciudadanos, sabedores de que los palmeros, también conocedores de las patrañas, defenderán con vehemencia y con una alarmante convicción las falacias resultantes como si fueran dogmas de fe, siguen vertiendo calumnias con una naturalidad que a mí me produce un asco infinito.
Y es que era mentira que España no estaba entrando en una crisis de proporciones bíblicas. Y lo teníamos clarinete absolutamente todos. Y la sola repetición por parte de Zapatero de que no existía tal crisis, el juego flamenco de las palmas de los corifeos cejudos -convencidos de la mentira-, y la pasividad de la sociedad civil hizo parecer que tal mentira, algún decenio venidero, pudiera hacerse verdad.
Era una mentira, como Peña Cabarga de grande, que en Irak había armas de destrucción masiva. Y lo sabíamos tanto los que estábamos en contra -casi el noventa por ciento de los españoles, como los que apoyaban la intervención y los que la promovieron. Era mentira, y quedó demostrado, y no pasó nada.
Es una mentira enorme, como los discos de Milli Vanilly, que el AVE, ése que sigue sin licitarse, vaya a llegar a Santander, que no a Cantabria, antes del 2020, más o menos. Y lo sé yo, lo sabe usted, querido lector, y lo más preocupante, lo saben ellos, los que mienten cuando afirman que el deseado tren realizará su entrada en breves minutos por el andén número dos. Mienten con la tranquilidad que da saber que sus mentiras no tendrán reclamo judicial y que la sociedad civil, la bella durmiente, cuando quiera pasar factura no recordará el nombre de los mentirosos.
Es una mentira vasta, como los pelos nuevos del nuevo flequillo de Bono, Revilla en sí, Marcano en no, Agudo en veremos y Gorostiaga con toda probabilidad.
Es una mentira extensa, como la capacidad de Zapatero, Libia, los ERES, faisán y el canon digital.
Y es una mentira corrosiva, como la meritocracia de Leire Pajín, que alguien nos defienda de los abusos de esta clase política que nos estruja, nos hipoteca y vive a cuerpo de rey a costa de los sudores, el esfuerzo y el deslome de los que nos ganamos los garbanzos al margen de la teta de la vaca pública.

sábado, 19 de marzo de 2011

A HOSTIA LIMPIA

Si de algo podemos estar contentos los españoles, o los habitantes de este terruño de tantas lindes formado, es de los cursos intensivos que nos han dado periodistas, expertos, tertulianos y políticos metidos a docentes.
Primero fueron cursos de economía doméstica, macroeconomía, actividades bursátiles e inversiones. Como si nos hubiésemos remasterizado –remasterizar: master hecho a golpe de remo de trainera- en Cambrigde en dichas materias económicas, convirtiéndonos en auténticos versados en el trajín del money, money.
Y conocimos y profundizamos en el bono español y en el diferencial con el bono alemán; y en la inflación, el PIB, la deuda pública y el IRPF; y en la cartera de riesgos de la banca privada y en el volumen de impagados en las cajas de ahorro.
Y con estas lecciones sesgadas y partidistas, dependiendo de la emisora, canal y/o periódico atendido, las cosas iban de mal a muy mal, pasando de la indignación al cabreo colectivo.
Todo está sazonado, empanado, de puntos de vista partidistas y atendiendo a intereses particulares. Nadie, y si lo hay queda difuminado entre tanta información sectaria, incide en los problemas reales y señala soluciones por el interés general. Y abducidos de esa información, cromática en atención a los logos de los medios, vamos dando lecciones, sentando cátedras y firmando sentencias de desahucio. Y no somos más que peleles sometidos a los vaivenes de los vientos de los que bebimos: conservadores, liberales, progresistas, ecologistas...
Y claro, todos tenemos la información exacta, y el resto subieron al coche engañados.
Y ahora hemos penetrado en los farragosos cursos sobre física nuclear. Que sí, que no, que caiga un chaparrón. Del no pasa nada al estado apocalíptico, de la seguridad sin resquicios a la alarma nuclear, de los que aseguran que la gente huye de Japón a los que afirman que, exceptuando la zona cero y alrededores, la normalidad es tónica general; de los eruditos que aplauden la resistencia de las centrales nucleares, sólo resquebrajada por un terremoto del 9 y un tsunami del 10, a los que señalan con el dedo y sentencian, a toro pasado, “ya lo dije yo”.
Y cuanto más acelero, más calentito me pongo. Y paseando por el arco iris del batiburrillo mediático, escuchando a tirios y troyanos, atendiendo a Montescos y Capuletos, sólo me quedo con la envidia que me provocan aquellos que con tanta seguridad agarran al caballo por las crines y cabalgan a lomos de la verdad absoluta ¡Qué envidia, coño!
Ya somos doctores en economía y ahora nos preparamos para el doctorado en física nuclear. Así, aprendiendo a hostia a limpia.

domingo, 13 de marzo de 2011

VERGÜENZA MORAL

Que el pacto de gobierno PRC-PSOE es una vergüenza moral, sólo se le escapa a aquellos que, o bien ríen las gracietas de Revilla -en su derecho están-, o bien están aferrados al pezón de la teta de la vaca pública, ésa a la que entre todos pagamos el pienso y el forraje. Y es una vergüenza moral porque este cónclave de zorros y gallinas nació con el único propósito de pillar cacho, en el equipo socialista; y con la adquisición de la poltrona para Revilla, para disfrute, no del PRC, sino del propio Revilla. Y sólo así, el entonces líder de la tercera fuerza política, con la humillante cesión del segundo partido de la región, se convirtió, por primera vez en la historia de la democracia, en presidente de Cantabria. Y desde entonces el PSOE-PSC en caída libre, y el Cantamañanas, a través de su populismo cavernario, suma que te suma.
No, no… Es que en democracia son legítimos los pactos. Sin duda alguna. Todos aquellos pactos de gobierno que se basan en la solución de algún problema concreto -como en el caso vasco-, o que se desarrollan desde posturas homogéneas -como el caso del tripartito-, tienen un sentido programático, tienen carga ideológica. Tienen una razón de ser más allá que el mero asalto al poder, como en el caso de Cantabria. Es como si llegado el día del Clásico, el Real Madrid y el Atlético compartieran sus jugadores para vencer al Barcelona. Ningún aficionado, merengue o colchonero, aprobaría dicho disparate. Otra cosa muy distinta sería compartir objetivos comunes, como defender la camiseta de la Selección Nacional. Pero en el caso que me ocupa, por más que miro, no veo más que intereses particulares.
Y de esta coyuntura nace un tremendo desazón en muchos votantes, tanto del PRC como del PSOE. Los regionalistas, gentes mas inclinadas hacia la derecha, hacia el liberalismo, saben que votar a Revilla es dar oxígeno a Gorostiaga, la representación en Cantabria de la era Zapatero, y no les hace nada de gracia. Más bien al contrario. Y los socialistas, cada vez menos, tienen la certeza de que votar a su partido es mantener a Revilla en la Noria. Y claro, les remueve las tripas. No a todos, es verdad, pero sí a la inmensa mayoría de los que han hablado conmigo. Y esa inmensa mayoría, con gesto perturbado y en voz casi baja, acababa confesándome que llegado el momento de la verdad, y presos de una absurda lealtad a quien no tiene el más mínimo conocimientos del significado de dicha palabra, se tragarán su desazón y votarán en consecuencia. Lo de siempre.
Esto es la democracia: libertad para votar a quien te salga de las pelotas y libertad para decir lo que se piensa. 

miércoles, 9 de marzo de 2011

CIFRAS, CIFRAS, CIFRAS...

Hay números picarones que nos provocan sonrisas tímidas y vergonzosas, como el 69. Arriba y abajo. Que van de boca en boca. Sobran los comentarios.
Hay otras cifras que asustan, como el Euribor, que, desconociendo su paritorio y parturienta, pueden provocar dolor allá donde más duele después del corazón, en el bolsillo. Ya roza el 2%: número que sólo cuantifico cuando me aclaran que para hipotecas medias de 150.000 euros supondrá cerca de 800 euros más al año para la maltrecha economía de los hipotecados, casi todos los humanos. Y al alza. Y claro, asustan no, acojonan.
Hay cifras que le parten a uno la espina dorsal. Cifras como cólicos de riñón. Cifras que, según el Ministerio de Industria, confiesan que España vende armas, y que los primeros cuatro países en la lista de clientes son, y por este orden, Marruecos, Argelia, Irán y Libia ¿Alianza de Civilizaciones? ¿A punta de pistola? Cifras que revuelcan por el lodo las teorías, las soflamas y las hipocresías de los discursos por los que me dejé arrastrar de los pelos hasta que perdí la melena.
Y no se crean que me la cojo con papel de fumar. Ya sé que si no somos nosotros los que vendemos esas armas, otros lo harán. Blanco y en botella, Malibú. Pero no me pidan que siga creyendo en la bondad del ser humano, ni en la maravillosa capacidad de besarnos como hermanos mientras nos  miramos a los ojos con la alegría del que hace lo que dice, del que predica con el ejemplo. No nos engañemos. Tenemos la mirada tan sucia como la de aquellos a los que diagnosticamos cataratas. Cifras por encima del valor de las ideas. Ideas sometidas al valor de las cifras.
Hay cifras escurridizas que resbalan por nuestros oídos disfrazadas de euros. 20.000 millones, en el mejor de los pronósticos, necesitarán las Cajas de Ahorro para reflotarse, o lo que es lo mismo, algo más de tres billones trescientos mil millones de pesetas. En la peor de las predicciones 50.000 millones de euros, en pesetas casi 8 billones. Pero suena tan llevadero en euros que no apreciamos la barbaridad de las cifras.
Cifras indecentes, como el 0. Cifra que podemos aplicar al número de responsables de este desaguisado económico y financiero. 0, con dos pelotas. 007, con licencia para matar. Cifras inútiles, como el 0 a la izquierda de Zapatero. Cero patatero.
Y hay cifras para la humillación, para la deshonra y la indignidad. Se calcula que más de 4.000 personas se han suicidado en España en el año 2010. Cifras que escondemos en el sótano, donde no da la luz y huele a humedad y falta de aliento. Cifras, cifras, cifras...